El sistema digestivo es un tema complejo, con el que es fácil perderse en un montón de tecnicismos, con el riesgo de aburrir a los participantes y disminuir la cantidad de cosas que ellos puedan aprender. Con esta dinámica no se pretende formar profesionales de la salud, sino proporcionar herramientas para entender lo que pasa en nuestro cuerpo todos los días, todas las veces que comemos. Y el reto es hacerlo de manera fácil, divertida, encontrando un equilibrio entre la “transmisión de nociones” y la experiencia personal. La dinámica se llevará a cabo a través de una dramatización o role play.
Objetivos: inducir la reflexión sobre el sistema digestivo, llevar a reconocer causas y remedios para molestias comunes, introducir conceptos de fisiología y patología de la digestión (polifagia, ardor, combinaciones de alimentos, gases, inflamación, picos glucémicos, fase cetónica, ritmos circadianos, etc.)
En este vídeo se muestra cómo llevar a cabo esta dinámica:
Materiales: fichas para imprimir (descargar aquí), hojas en blanco, lapiceros
Duración: 40 min – 1 hora, o más
Fase 1. Explicamos a los participantes que el tema del día es el sistema digestivo, y que lo vamos a abordar de manera dinámica e interactiva. Opcionalmente se podría también proponer una lluvia de ideas para resumir todo lo que los participantes saben sobre el tema.
Fase 2. Formamos dos grupos y entregamos a cada uno una tarjeta (ver fichas impresas). Cada ficha invita a reflexionar sobre una molestia o malestar específico, buscando las causas que pueden provocarlo, y los remedios o consejos que se pueden proporcionar para estar mejor. Dejemos que el grupo elabore sus ideas durante 10 minutos.
Fase 3. Entregamos una segunda tarjeta a cada grupo, que invita a inventar una dramatización en la que un(a) paciente se consulta con un doctor(a) a propósito de su padecimiento. Éste procede a efectuar una diagnosis y al final proporciona unos consejos para sanar. Se deja que cada equipo organice su role play durante 5-10 minutos.
Fase 4. El primer grupo procede a representar su dramatización. Al final de la misma, (¡y de los aplausos!), el facilitador puede subrayar algunos de los conceptos mencionados, profundizar, explicarlos bien para que todos entiendan, y también extender la explicación introduciendo conceptos nuevos y afines. Se abre el espacio para las preguntas y se solucionan las dudas.
Luego, se pasa a la dramatización del segundo grupo.
Educación para la vida 